En 1972 se realizó en la Universidad de Stanford, en California, un experimento que arrojó algunos resultados sorprendentes. Dicho experimento consistío en poner a varios niños de 4 años (por separado, por supuesto) en una habitación sin ningún tipo de distracción y frente a un "marshmollow", gomina o bombón como le llamamos en México. Para todo aquel niño que resistiera a la "tentación" de comerselo y esperar 20 minutos, la promesa era el recibir otro "bombon" de premio.
Este experimento sirvío para considerar el auto control y la gratificación dilatada como predictores del éxito futuro.
Aproximadamente la tecera parte de los niños aguantó la tentación y